Proceso: secuencia de actividades mutuamente relacionadas o que interactúan, las cuales transforman elementos de entrada en resultados (UNE-EN ISO 9000:2005).
La gestión de procesos o gestión basada en procesos es uno de los 8 principios de la gestión de la calidad. Su importancia radica en que los resultados se alcanzan con más eficiencia cuando las actividades y los recursos relacionados se gestionan como un proceso. La gestión basada en procesos fue uno de los grandes aportes de la gestión de la calidad cuando nació como evolución del aseguramiento de la calidad.
En general, cualquier organización tiene establecida una gestión funcional, esto es, se trabaja en departamentos con una definición clara de la jerarquía y se concentra la atención en el resultado de las actividades de cada persona o cada departamento. Al adoptar un enfoque de gestión por procesos, no se elimina la estructura de departamentos de la organización pero se concentra la atención en el resultado de cada proceso y en la manera en que éstos aportan valor al cliente.
(Sánchez, 2019)
Gestión por Procesos puede ser conceptualizada como la forma de gestionar
toda la organización basándose en los Procesos, siendo definidos estos como
una secuencia de actividades orientadas a generar un valor añadido sobre una
entrada para conseguir un resultado, y una salida que a su vez satisfaga los
requerimientos del cliente. En esta se precisa que es una forma de organización de los procesos que se
realizan en la empresa y que la misma se guía por las necesidades del cliente.
Ello se evidencia también en la siguiente definición.
La gestión por Procesos es una forma de organización diferente de la clásica
organización funcional, y en el que prima la visión del cliente sobre las
actividades de la organización.
(Sescam, 2002).
La Gestión basada en los Procesos, surge como un enfoque que centra la atención
sobre las actividades de la organización, para optimizarlas.
En este trabajo se considerará a la organización como una red de procesos
interrelacionados o interconectados, donde la estructura organizativa vertical clásica,
eficiente a nivel de funciones, se orienta hacia una concepción horizontal, desplazándose el
centro de interés desde las estructuras hacia los procesos, como metodología para mejorar
el rendimiento, concentrándose en el diseño disciplinado y cuidadosa ejecución de todos los
procesos de una organización.
Concluyendo, la metodología de aplicación de la Gestión basada en Procesos se trata
de una herramienta de gestión adecuada para el momento actual, constituyéndose con
fuerza como una alternativa exitosa para la obtención de resultados cada vez mejores.
(Mallar, 2010)
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